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Si me vieran mis
amigas pensarían que estoy loca. Bueno mis amigas y todo el mundo. Y quizás lo
esté. ¿Por qué? Pues por que llevo un buen rato dentro de la bañera. Vestida.
Sí, vestida. ¿Estoy loca verdad? Sí, yo también lo pienso. ¿Qué cómo he llegado
a esto? Pues no sé. Tampoco es tan difícil. Llegué a casa. Dejé el abrigo y el
bolso en el perchero. Subí a mi habitación, puse música y entré al baño. Abrí el
grifo de la bañera y eché las sales que tanto me agradan. Y mientras esperaba a
que se llenara. Bueno eso no hace falta explicarlo. No hay que ser muy listo
para hacerse a la idea. La bañera está llena y yo, junto a ella con los pantalones
subidos. Y no, no tengo ganas de volver a bajármelos. De quitarme la ropa. Solo
de meterme al agua. Y pienso… bueno tampoco lo he pensado mucho, me he metido y
punto.
Lo que siento, es
no haber tenido la idea de prepararme un Martini antes de abrir el grifo. Ahora
estaría deleitándome con la copa en la mano. Pero bueno, ya que está mojada, estoy
aprovechando para darle una manita a la ropa. El problema es que no sé cómo va
a quedar con el gel. Ves otro fallo, me tendría que haber preparado el
detergente, y además la blusita es de marca, de esas que llevan una etiqueta
más larga que el rosario, y se tiene que lavar en agua fría, y yo tonta estaré,
pero en agua fría no me baño ni en pleno agosto. Si es que, cómo iba a yo pensar
que además de darme un baño acabaría haciendo la colada...
Hace un buen rato,
estaba casi dormida y llamaron al timbre. Me he llevado un buen susto. Ni me he
preocupado de ir a abrir. Total, sería un repartidor de paquetería, de esos que
siempre van con prisa los pobres. O sea, que cuando yo quisiera llegar a la
puerta con mil cuidados para no escurrirme, él o ella, ya habría terminado de
repartir en el barrio. Además, os imagináis la cara cuando le hubiera abierto
la puerta totalmente empapada. ¡No hijo, no! Bien está que me vea yo frente al
espejo cuando salga, pero que me vea por ahí cualquiera, ¡de eso nada!
Aquí estoy. Llevo…
no sé, una, dos horas, quizás más, y ahora me ha dado por divagar. Pienso que
la culpa puede ser por haberme pasado con las sales de baño. Claro, no va a ser
por el Martini. O igual es que los vaqueros están encogiendo al mojarse, y no me
circula bien la sangre. El caso es que, llevo un rato dándole vueltas al tema
de por qué la gente que se suicida en la bañera lo hace desnuda. Sí, ya se que lo
normal es entrar a la bañera sin ropa. Pero que digo yo, han pensado en
suicidarse. Yo no lo haría. Pero, eso es algo muy íntimo y cada uno tiene sus
motivos. Aunque hay a quien no le preguntan. ¡Vale! ¡Vale! Tenéis razón, en ese
caso es asesinato. Pero a lo que vamos. Has decidido suicidarte. Y como libre
que eres, has pensado hacerlo en la bañera, que para eso es tuya. Bueno en las
pelis, a veces, lo hacen en el baño de la habitación de un hotel. Que ya ves,
que gracia le tiene que hacer a la persona que limpia, tener que lidiar ese
desaguisado, porque al señor que ha escrito el guion se le ha ocurrido que, la
escenita del suicidio quedaba mejor en un hotel que en una casa particular. ¡Madreee!
Ya estoy otra vez divagando. Has decidido suicidarte en tu bañera, y digo yo, ¿tienes
que hacerlo desnuda? Total, qué más da que se te moje el vestido. Mira, yo
llevo a aquí media tarde con la ropa empapada y sigo tan feliz. Y luego, te
encuentre quién te encuentre, no sabes que después viene la policía, que suele
ser masculino y en plural; y el forense, aquí igual tienes suerte y como en las
películas te toca una mujer, y el de las fotos, y los de la camilla, y… yo que sé
cuánta gente más. Tú que habías decidido suicidarte en la intimidad de tu
cuarto de baño, y ahora te va a ver como tu madre te parió todo el equipo del
CSI.
¡Uf!, que mal rollo
he cogido con lo del suicidio. Menos mal que he cambiado hace un ratito de
tema, y he hecho mentalmente la lista de la compra para mañana. Y lo que es
mejor, la ropa que me voy a poner mañana y qué tengo que preparar antes de
abrir el grifo: otro cd que el de hoy lo he escuchado tres veces, un nuevo bote
de sales, que este está en las últimas, el bote de detergente de ropa delicada,
y por supuesto; una copa, la cubitera y la botella de Martini. Es que visto lo
visto con un vermut no voy a tener bastante
¡Calla! Una, dos,
tres… ocho. ¡Las ocho! ¡Madreee las ocho! Llevo casi cuatro horitas de baño y como
diría mi madre, la casa sin barrer. ¡Hala!, voy a salir del agua y a tender la
ropa que ya está bien.
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